
Poco se ha investigado de la Semana Santa de Monzón y poco se conoce de la tradición cofrade en la ciudad. La información que ha llegado hasta nuestros días viene ligada al convento de las hermanas pobres de Santa Clara, que llegaron a la ciudad en el año 1618. En esa fecha, ya consta que la imagen de Cristo crucificado reposaba en el hospital de Santo Tomás, convertido en ese mismo año en convento de Santa Clara, siendo fundada al amparo de las hermanas la cofradía de la Sangre de Cristo, de la Vera Cruz y de la Buena Muerte, esta última titulación debida a la atención que prestaba a los enfermos a la hora de la muerte, amortajándolos, pagando el entierro y acudiendo los hermanos al entierro con vestimenta propia y velas encendidas.
El primer testimonio escrito de una procesión es de 1722, de esta misma cofradía, aunque es muy probable que vinieran realizándose actos procesionales desde su fundación. Cuenta un testimonio escrito, por Jaume Pascual en el año 1779, que el cristo “era de perfecta estatura y muy devoto aspecto, que sufrió muchos ultrajes cuando los ejércitos franceses invadieron Aragón en 1642 y destruyeron los lugares. Y a tal termino llegó la vejación, que sudó la Santa Imagen copia de sangre, de que aun se muestra los prestigios y es fama que fue echada a una hoguera y se salió ella misma para no quemarse. Y que cuando el duque Don Felipe de Silva reconquistó la villa, repuso la imagen en su lugar tras realizar una solemne procesión general con el ejército”.
Tras los estragos de la Guerra Civil, todas las imágenes fueron quemadas, salvo el cristo de la Buena Muerte, que fue arrojado al rio Sosa, y ahí quedó hasta que varias venidas acabaron por arrastrarlo. La primera procesión después de 1936 fue con una nueva imagen del crucificado, adquirida en el taller de Olot, y fue tan solo dos años después del inicio de la guerra, cuando ésta aún no había terminado, en 1938, y fue llevado por varios agricultores, pues no existía cofradía alguna. A partir de ese momento, la parroquia adquiere varias imágenes como la de la Oración de Jesús en el Huerto, en el año 1942, el Nazareno, de 1944 o el Ecce Homo, entre 1949 y 1950.